Lecturas Terapéuticas

De la culpa a la RESPONSABILIDAD


de la culpa a la RESPONSABILIDAD


Por Lic. SIOMARA GAUNA

El sentimiento de culpa es habitual en las terapias psicológicas, podemos pensar que es la puerta que inicia la consulta. Hay un momento en el cual los pacientes comienzan a trascender este sentir y da comienzo a una nueva etapa del proceso. Hoy voy hablarles del movimiento subjetivo que sucede de la culpa a la responsabilidad.

Discurso Legal vs. Discurso Psicoanalítico

Recuerdo en la universidad cuando cursaba Psicología Forense desarrollamos este tema. Me gustaría aquí exponer una de las ideas principales de aquella clase, ya que me parece muy pertinente para lo quiero plantearles.

En el discurso jurídico «TODOS somos INOCENTES hasta que se demuestre lo contrario«. En cambio, el discurso del Psicoanálisis dice todo lo opuesto: «TODOS somos CULPABLES hasta que se demuestre lo contrario«.

Con este argumento comenzaremos a desandar lo que llamo las etapas del proceso terapéutico.

Cuando un paciente se pone en contacto por primera vez con el dispositivo terapéutico y durante la etapa inicial de su tratamiento este dedica, horas, sesiones, incluso meses a hablar en forma espiralada de situaciones y personas. Y se comporta como si fuese un espectador de aquello que relata. Como terapeuta uno acompaña al sujeto a que se encuentre dentro de la escena.

Es un trabajo de ida y vuelta para intentar des enquistar a la persona del lugar que ocupa. Porque claramente ese no lugar que escoge desarrollar corresponde a un lugar en si mismo. Aunque este sea negado…

Procedimientos legales y procedimientos terapéuticos

En el marco de la justicia se llevan a cabo pericias que delimitan la estructura del sujeto y el grado de conciencia y por ende responsabilidad del sujeto imputado. Cuando se toman las declaraciones la pregunta es ¿Dónde estaba usted cuando sucedió…? La persona tiene que demostrar la inocencia que tiene hasta que las pruebas revelen lo opuesto.

En el ámbito clínico también hay un interrogante ¿Dónde está usted en todo esto que relata?. En este sentido, se vuelve a interpelar acerca del lugar que ocupa en los hechos pero en este caso, se pregunta por «el lugar que tiene», no el lugar donde estuvo. El tiempo no ha pasado, el tiempo transcurre, es un tiempo presente. Y si la persona relata incesantemente los mismos episodios con los mismos actores, es porque vive esas situaciones y esos vínculos en un presente continuo, eterno presente.

De víctimas y salvadores

Se ha expuesto hasta aquí que hay una pulsión fijada a determinadas situaciones y vínculos. Al punto que el individuo queda desdibujado como sujeto y se transforma en las situaciones y vínculos en sí mismo. De allí que no puede identificarse en dónde está en la escena. En otras palabras, no está en la escena, porque «es la escena«.

En esta etapa mi interés está puesto en la estabilización y en el descubrimiento o activación, dependiendo del caso, de los recursos yoicos que tiene el sujeto. Mediante técnicas simples y accesibles que le permitan salir de la escena y no sentirse desbordado.

Cuando el paciente logra salir de la escena es que se hacen posibles las primeras intervenciones.

Allí comienza una fase de testimonios donde la persona adopta una posición de víctima o de salvadores.

Victimización

La persona se siente frágil, expuesta, vulnerable a los ataques que le propinan los demás o alguien puntual. Ubicado en el rol del inocente, expresa una y otra vez «¿por qué me pasa esto a mi?», «Siempre me pasa lo mismo». Agobiado, no encuentra salida ya que entiende que el poder lo tiene alguien que no desiste en lastimarlo y acecharlo.

El desafío del psicólogo parecería cambiar mágicamente la vida que lleva el paciente y así volverlo un sujeto feliz y sano. Lo cual es imposible.

Sesión a sesión, semana a semana, se repiten los mismos eventos. El sujeto es franco de una realidad que le sucede y donde no puede accionar. Claramente que los culpables son los otros, la culpa está afuera.

El Síndrome del Salvador

En este caso, la persona opta por un posicionamiento subjetivo inverso. Carga con todo lo lo que sucede en su vida y en la vida de cualquier persona que se cruce en su camino. En sus espaldas lleva una cruz de tormentos que le impiden continuar con su vida, ya que ha quedado eclipsado en algún acontecimiento que no le permite avanzar. La cruz es un recurso fantástico para no hacerlo. ¿Quién puede abrirse camino con tanto peso a sus espaldas?

Detrás de un actitud pseudo altruista de hacerse cargo de todo, esta la estrategia perfecta para no afrontar nada. Atravesado por la culpa, herencia de nuestro severo Superyó, se adjudica todo hecho doloroso y pecaminoso.

Cuando imagino como representar la culpa veo una persona sentada de brazos cruzados expresando «si soy culpable». Un sujeto inhabilitado para actuar solo pudiendo expresar de forma inagotable un discurso añejo que está instalado y que no parece que se este dispuesta a cuestionar.

De la culpa a la responsabilidad. El pasaje a una posición subjetiva activa

Cuando el paciente es capaz de identificar que si permanece en la posición culposa o de culpar a los demás no le va a lleva a resolver los problemas es que comienza vislumbrase una siguiente etapa. Aquella en la que el cuestionamiento no es ¿Por qué me pasa esto a mí? sino ¿Para qué me pasa esto?

Este movimiento es muy interesante ya que la culpa está arraigada en los sujetos de estructura neurótica. Es decir, quienes viven bajo una modalidad regulativa de vínculos la «Ley» que al ser corrompida da lugar a la culpa. Esto no sucede en los psicópatas que se ubican el lugar mismo de la Ley, y el los Psicóticos que viven por fuera de la misma.

Transitar la culpa es la antesala a poder trascenderla. Desde la culpa jamás lograremos un cambio. «Hacernos cargo» nada tienen que ver con culparnos o buscar culpables. De hecho en los juicios las estructuras psicóticas son declaradas inimputables. Y en cuanto a las perversas o psicopáticas jamás van a adoptar la responsabilidad puesto que no conectan con la culpa sino que disfrutan y gozan con el dolor ajeno.

Por eso no todas las personas que son culpables logran responsabilizarse. Son posturas subjetivas diferentes. Que esté encerrado, que pierda la libertad no garantiza que la ora posición se active.

Responsabilizarnos de nosotros. El maravilloso proceso que transitamos de la culpa a la responsabilidad

Hacernos cargo de lo que «decimos y hacemos», es tan importante como hacernos cargo de lo que «pensamos y sentimos». Pues los pensamientos y sentimientos sostienen nuestros discursos y nuestras acciones. Todo es movilizado por lo que hay en nuestro ser.

No podemos ir por la vida esperando que otros se encarguen de ordenar la nuestra. Tampoco podemos solicitarles que se hagan cargo de nosotros. Salvo que seamos menores de edad o bien personas con una condición limitante.

Ser un adulto sano va de la manos con ser un sujeto maduro emocionalmente y responsable. Que no espera que otros se ocupen de él y mucho menos de su bienestar.

Nadie mejor que uno para saber las necesidades y potencialidades que abrigamos, nadie mejor que nosotros para saber hacia donde queremos llegar. Confiemos en que podemos lograrlo a nuestro ritmo.

De este modo, pasamos del «para qué me pasa esto», al «para qué elegí vivir esta experiencia». Siempre hay una elección a veces está es encubierta, es inconsciente, automática o heredada por un sistema de creencias que nos hace aprender a vivir de una determinada manera. Y esto es lo importante porque si mis elecciones y experiencias se basan en un sistema aprehendido, este sistema se puede des aprehender.

Siempre libres

Siempre es posible elegir, incluso en la peores condiciones uno elige. ¿Acaso todos los prisioneros de Auschwitz sobrevivieron? No. ¿Por qué algunos se suicidaron y otros no?

La culpa está ligada a «por algo pasan las cosas», a un especie de merecimiento o castigo. La responsabilidad dignifica, me hace libre y me recuerda que tengo las condiciones y el poder para salir adelante, y sino las tengo puedo generar esas condiciones o activar ese poder interno. Siempre el poder está en uno. No creas a nadie que te quiera convencer de lo contrario.

No se cuál es la situación que atraviesas en estos momentos mientras lees. Pero te aseguro que puedes salir de allí. Decídelo y haz todo para que la realidad que anhelas sea real. Si no te convences tú de lo que quieres cómo esperas que eso suceda.

Recuerda: Si lo que elijo no me hace feliz, indago por qué lo elijo. Suelto esa elección y construyo una nueva forma de vida donde mis decisiones estén basadas en elecciones saludables que me empoderen y me hagan responsable.

Deseo que «de la culpa a la responsabilidad» te haya empoderado y te haga hecho recordar que eres libre y que tienes infinitas posibilidades y oportunidades para ser feliz.

Si lo que acabas de leer te resonó, te invito a que tomes una sesión conmigo.


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