Yo empecé con muchas dudas en mi cabeza.
No podía tomar decisiones. Estaba como trabada. No sabía que el problema tenía una raíz familiar, pensé que era mío nomás. Me costó mucho romper ese pensamiento y ver más allá. Después de 2 sesiones me cayó la ficha.
Empecé a revertir la situación, no fue fácil. Pero yo solté todo, solté la situación y a las personas que tenía pegadas a mi.
Yo esperaba todo, que me abracen, que me pregunten.
Soltar no es que te olvides de la gente, las despedís de tu corazón, de tu alma. Le decís ya crecí. Yo voy a estar, pero yo sigo.
Me pasó con mis padres, con las amistades que muchas veces te decepcionan o no actuúan como vos querés. A veces las personas no son las adecuadas o no es el tiempo para estar con ellos porque te desarman. Y uno tiene una vida y tiene sentimientos. Me tengo que cuidar y quiero seguir y estar sana.
Estuvo muy buena la terapia. Yo sigo entendiendo porque pasan las cosas. A veces uno sabe por donde viene todo, pero es bueno que te lo digan y te lo hagan ver y que te lo hagan recordar. Con la ayuda de Dios uno va sanando el alma.
Con los hombre aun no se que tipo de hombre me gustan porque yo soy muy insegura, de hecho no podía salir de una relación pasada, estaba como atada a esa persona. Pero cuando lo solté y también a mi madre empecé a sentir paz, tranquilidad, sentir que yo valgo, que podía tener un vida propia.
Interrogantes hay, pero se van contestando en la medida que uno va transitando. Cuando vos nos soltás a la persona, esa persona lo siente, siente que esta ahí atada. Al soltar te das cuenta que sos una persona maravillosa que podés con todo, y lo que no podés lo podés aprender.
Tus terapias te dejan pensando, me sentí muy cómoda. Para mi fue un avance, porque me costaba mucho creer en mi y saber quién era yo, no lo que los demás querían de mi sino lo que yo quiero, propongo y proyecto.