Mi Experiencia con la Terapia Psicológica
Este segmento lo cree para compartirles en primera persona un proceso que se convirtió en un servicio terapéutico.
A mis pacientes y consultantes siempre les menciono: «No crean nada de lo que les digo. Experiméntenlo en su vida y ahí sabrán si lo que les digo es o no efectivo».
Por otra parte también les comento que toda herramienta que recomiendo, previamente ya fue experimentada por mí. Con esto, la ofrezco con confianza. Sabiendo que no va a ser efectiva en el 100% de los casos pero teniendo la certeza que al menos yo pude comprobar sus beneficios.
Mi historia con la Terapia Psicológica
En el 2002 estaba finalizando mi cursado del secundario. Como todo curso que está a punto de egresar nos tocó hacer las pasantías.
Para mí, identificar qué quería estudiar fue un camino que definí casi cuando me tenían que entregar el título. No pensé transitarlo así ya que teníamos una materia llamada Orientación Vocacional y Laboral que creí me iba ayudar. Pero esa experiencia fue una estafa. La profesora vivía faltando y creo que a lo largo del año tuvimos 5 clases.
No me quedó más remedio que resolverlo sola.
Lo primero que tuve en cuenta era lo que no me gustaba y no tenía que tener la carrera que estudie: matemáticas. Eso despejo bastante pero reconozco que no ayudó mucho.
Luego vino una etapa de realizar un listado que mencione las posibles opciones. Comparto dicha lista: nutricionista, periodista deportiva, locución nacional, psicología, kinesiología…
Para decir entre ellas me visualicé y describí porque me gustaría ser cada una. Nutricionista me imaginaba escuchando a una paciente con Anorexia y ayudándola. Periodista deportiva: para conocer la historia detrás del deportista, historia que impacta en su rendimiento. Locución nacional: porque veía un programa donde la gente llamaba y le contaba a la conductora sus problemas. Kinesiología: podía verme haciendo masajes mientras la persona hablaba de las cosas que le estaban pasando. Psicología: a esta altura me di cuenta que todas giraban alrededor de ella.
Hice mis pasantías. Me encantaron. Pero me quedó un gustito a poco y pedí extenderla más. Una jornada más. Hablé con el psicólogo nuevamente y pude expresarle una frase que jamás voy a olvidar: «NO SE SI QUIERO ESTUDIAR PSICOLOGÍA O SI NECESITO UN PSICÓLOGO». Allí comienza esta historia. La respuesta: ambas.
No pude en primera instancia estudiar la licenciatura e hice el profesorado de Psicología. Estudio que siempre vi como «un medio para un fin». Luego me fui a estudiar la que llamó «la carrera de mis sueños, de mi vocación».
Amé cursar, quienes me leen ya lo habrán visto posteado en otra publicación. Cursé, gran promedio, nunca desaprobé pero dilaté mucho mi presentación, redacción y defensa de tesis. Por cuestiones que no vienen al caso, pero que eran el resultado de mis desacertadas decisiones.
Cuando conozco a mi gran compañero de vida, mi marido, el me dio un ENORME empujoncito y terminé esa etapa. Me recibí, siempre digo gracias a su apoyo y cuestiones técnicas-tecnológicas que el iba agregándole a mi escrito.
Cuando estaba a días que me entreguen el título, llego la pandemia, caos total, que decepción. La espera se alargó aun más. La Universidad estaba cerrada hasta nuevo aviso. Pero afortunadamente, durante los 7 meses que tuve que esperar para tenerlo y ejercer, me preparé.
¿Qué ofrezco en este servicio?
De la experiencia de Aislamiento Social y Preventivo surgió la atención virtual como único modo de atención sin riesgos de contagios para el paciente, para mi y para mi familia.
Me enamoré de esta modalidad. Siempre pensé que el acompañante terapéutico hacia el trabajo sucio del psicólogo que ponía el cuerpo de una manera formidable, pero el conocimiento y las intervenciones las tenía el psicólogo.
A través de este modo de atención se trabaja in situ. Es decir que no sólo se aborda el recorte de lo que el paciente relata sino que se trabaja en 360 grados dentro del contexto generador, la mayoría de las veces, de la situación que padece.
El espacio de psicoterapia, de terapia psicológica es un encuentro con nosotros mismos. Con la excusa de contarle a un profesional lo que nos pasa nos atrevemos a poner en palabras, y al mismo tiempo, escuchar lo que muchas veces no nos damos la oportunidad de sentir, pensar, hacer, aceptar, de nuestra propia vida.